domingo, 9 de enero de 2011

Fernando I

Fernando I de León

Fernando I de León, llamado el Magno o el Grande, (c. 1016León, 27 de diciembre de 1065), fue conde de Castilla desde 1028 y rey de León desde el año 1037hasta su muerte, siendo ungido como tal el 22 de junio de 1038.

Era hijo de Sancho Garcés III, llamado «el Mayor», rey de Pamplona, y de Muniadona, hermana de García Sánchez de Castilla, del cual heredó Fernando elCondado de Castilla en 1028, si bien no ejercería el gobierno efectivo hasta la muerte de su padre. Se convirtió en Rey de León por su matrimonio con Doña Sancha, hermana de su rey y señor, Bermudo III, contra el que se levantó en armas, el cual murió sin dejar descendencia luchando contra Fernando en la batalla de Tamarón.

Sus primeros dieciséis años de reinado los pasó resolviendo conflictos internos y reorganizando su reino. En 1054, las disputas fronterizas con su hermano García III de Navarra se tornaron en guerra abierta. Las tropas leonesas dieron muerte al monarca navarro en la batalla de Atapuerca.

Llevó a cabo una enérgica actividad de Reconquista, tomando las plazas de Lamego (1057), Viseo (1058) y Coímbra (1064), además de someter a varios de losreinos de taifas al pago de parias al reino leonés. Al morir dividió sus reinos entre sus hijos: al primogénito, Sancho, le correspondió el estado patrimonial de su padre, el Condado de Castilla, elevado a categoría de reino, y las parias sobre el reino taifa de Zaragoza; a Alfonso, el favorito, le correspondió el Reino de León y el título imperial, así como los derechos sobre el reino taifa de Toledo; García recibió el Reino de Galicia, creado a tal efecto, y los derechos sobre los reinos taifas de Sevilla y Badajoz; a Urraca y a Elvira les correspondieron las ciudades de Zamora y Toro, respectivamente, también con título real y unas rentas adecuadas.

Tradicionalmente se le ha considerado el primer Rey de Castilla y fundador de la monarquía castellana, y muchos historiadores siguen manteniendo esta tesis. No obstante, parte de la historiografía más actual considera que Fernando no fue jamás rey de Castilla, y que el origen de este reino se sitúa a la muerte de este monarca, con la división de sus estados entre sus hijos y el legado de Castilla al primogénito Sancho con título real. En palabras de Gonzalo Martínez Diez:

Podemos y debemos afirmar con absoluta certeza el hecho de que Fernando nunca fue rey de Castilla, y que ésta nunca cambió su naturaleza de condado, subordinado al rey de León, para convertirse en un reino, hasta la muerte de Fernando I el año 1065.

Defunción y sepultura

Fernando I llegó a León el día de Nochebuena de 1065 y su primera visita fue para la iglesia de San Isidoro, encomendándose a los santos para que le auxiliaran en su tránsito a la otra vida. Aquella noche acompañó en el coro a los clérigos, salmodiando los maitines en rito mozárabe, y al clarear el día de Navidad vio que la vida se le acababa. Comulgó en la Santa Misa, siguiendo el rito, bajo las dos especies, y a continuación fue llevado en brazos al lecho. Al amanecer del día 26, viendo aproximarse su final, hizo venir a obispos, abades y clérigos, mandó que le vistieran el manto regio, le colocasen la corona y le trasladasen a la iglesia. Hincó las rodillas ante el altar con las reliquias de san Isidoro y san Vicente, y oró y suplicó a Dios que acogiese su alma en paz:

Tuyo es el poder, tuyo es el reino, Señor. Encima estás de todos los reyes y a ti se entregan todos los reinos del cielo y la tierra. Y de ese modo el reino que de ti recibí y goberné por el tiempo que Tú, por tu libre voluntad quisiste, te lo reintegro ahora. Te pido que acojas mi alma, que sale de la vorágine de este mundo, y la acojas con paz.

Después se despojó de manto y corona, se tendió en el suelo y se sometió a la ceremonia de la penitencia pública, vistiendo un sayal y recibiendo la ceniza sobre su cabeza. Al mediodía del día siguiente, 27 de diciembre de 1065, festividad de san Juan Evangelista, el Rey falleció rodeado de obispos, tras un reinado de 27 años, 6 meses y 12 días, a unos 55 años de edad, que pocos rebasaban en aquel tiempo y que el cronista juzgó «buena vejez y plenitud de días».

Panteón de Reyes de San Isidoro de León, donde recibió sepultura el cadáver del rey Fernando I el Magno.

Fue enterrado en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León que él había construido, junto a la supuesta tumba de su padre, Sancho III el Mayor,3 Rex Pirinaeorum montium et Tolosae4 Sobre la tapa de su sepulcro esculpieron el siguiente epitafio latino:


"H. E. TUMULATUS FERNANDUS MAGNUS REX TOTIUS HISPANIAE. FILIUS SANCTII REGIS PIRENAEORUM ET TOLOSAE. ISTA TRANSTULIT CORPORA. SANCTORUM IN LEGIONE BEATI ISIDORI ARCHIEPISCOPI AB HISPALI VICENTIIMARTYRIS AB ABELA. ET FECIT ECCLESIAM HANC LAPIDEAM. QUAE OLIM FUERAT LUTEA, HIC PRAELIANDO FECIT SIBI TRIBUTARIOS OMNES SARRACENOS HISPANIAE ET CEPIT COLIMBRIAM, LAMEGO, VESEO, ET ALIAS. ISTE VI CEPIT REGNA GARSIAE ET VEREMUDI. OBIIT VI K. JANUARII. ERA MCIII."


Que traducido al castellano viene a decir:

Aquí está enterrado Fernando Magno, rey de toda España, hijo de Sancho rey de los Pirineos y Tolosa. Trasladó a León los cuerpos santos de san Isidoro arzobispo, desde Sevilla, y de Vicente mártir, desde Ávila, y construyó esta iglesia de piedra, la que en otro tiempo era de barro. Hizo tributarios suyos, con las armas, a todos los sarracenos de España. Se apoderó de Coímbra, Lamego, Viseo y otras plazas. Se adueñó por la fuerza de los reinos de García y Vermudo. Falleció el 27 de diciembre de (la era) 1103.

A su muerte, en vez de respetar el derecho visigodo y leonés que impedía dividir las posesiones reales entre los herederos, siguió los principios jurídicos navarros de considerar al Reino como un patrimonio familiar. Así, de forma similar a cómo hiciera su padre con él y el resto de hermanos y hermanastros, repartió en su testamento sus territorios entre todos sus hijos: su primogénito Sancho heredó Castilla, que se convirtió así en reino, y las parias de Zaragoza; su favorito, Alfonso, recibió el reino principal y predominante, León, y las parias de Toledo; García, Galicia y Portugal con título real y las parias de Badajoz ySevilla; a su hija Elvira le correspondió el señorío de la ciudad de Toro y a Urraca el de Zamora, obteniendo ambas el título real y un importante patrimonio económico: el señoraje de todos los monasterios del reino.

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